La preparación invernal

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Si hay algo que no agrada en general a los ciclistas son los días de invierno, días grises, fríos, lluviosos y de pocas horas de luz que normalmente no favorecen a que disfrutemos al 100% de nuestro deporte favorito. Sin embargo, en estos meses es bastante beneficioso y productivo para los ciclistas que realicemos lo que comúnmente se llama “preparación invernal”.

¿En qué consiste dicha preparación invernal? Pues no se trata de un trabajo concreto sino de la suma de varios trabajos y acciones que contribuyen a sumar y sobre todo a proporcionarnos una base física y técnica sobre la que podamos trabajar el resto de la temporada. Como ejemplos claros de esas acciones encontramos:

  • Trabajo en gimnasio, normalmente a modo de circuitos para fortalecer la musculatura en general (no solo la del tren inferior) y así prevenir lesiones y compensar los músculos que apenas trabajan mientras montamos en bici. El objetivo salvo en casos excepcionales no es hipertrofiar, sino solo fortalecer.
  • Realizar otros ejercicios tales como caminar, trotar, nadar, esquiar que contribuyen al desarrollo aeróbico. También muchos de ellos (de los mencionados todos menos nadar) incluyen en su desarrollo la contracción excéntrica, que en ciclismo no se trabaja pero que es importante para nuestros músculos realizarla. Además, caminar o trotar por el monte fortalece nuestras articulaciones como tobillos y caderas, las cuales en la bici, al no tener apenas impacto, apenas se ejercitan. Todo eso sí, sobra decirlo, hay que hacerlo con prudencia para no lesionarnos por alguna mala caída o algún esguince o similar.
  • Aprovechar estos meses de invierno para realizar ese tipo de test o pruebas que normalmente durante la temporada no apetece realizar o no se hacen por miedo a que nos afecten negativamente tales como realizar un estudio biomecánico para la posición en la bicicleta, cambiar las calas, o modificar alguna posición que llevamos tiempo pensando en cambiar pero no la hemos hecho por miedo a los cambios durante la temporada. También es buen momento para realizarnos una prueba de esfuerzo, no solo para determinar los umbrales de entrenamiento sino sobre todo para tener certeza de que estamos sanos para poder exprimirnos al máximo haciendo deporte.
  • Todos estos trabajos es importante, por supuesto, realizarlos en combinación con lo que es nuestro deporte, montar en bicicleta. Durante el invierno es conveniente y beneficioso que alternemos los tipos de bicicleta (btt, carretera…) y que trabajemos aspectos técnicos como la cadencia y la posición. Además en invierno conviene ir aumentando el volumen progresivamente pero sin aumentar la intensidad en exceso, de tal forma que podamos asimilar bien todo este trabajo que estamos realizando.

Sobra decir que debemos evitar en lo posible resfriarnos o caer enfermos por pasar excesivo frío o mojarnos entrenando, en este sentido, en invierno el rodillo suele ser nuestro mejor amigo.

Resumiendo, los meses de invierno son meses duros para el ciclista, en los que se realizan entrenamientos que a veces podemos pensar que no nos están produciendo un beneficio pero eso no es así, lo que ocurre es que el trabajo invernal produce beneficios a medio o largo plazo pero no inmediatos, por ello es importante que, durante esos días de gimnasio o de varias horas en bici a ritmo lento pensemos en el refrán “quien siembra, recoge”, porque sin duda una buena preparación invernal es clave para un buen rendimiento durante la temporada.

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