¿Cuándo debo reajustar mi plan de entrenamiento?

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Seguir un plan de entrenamiento es lo ideal si quieres mejorar tu rendimiento como ciclista. Sin embargo, hay algo que debes de entender para poder sacarle el máximo partido a una planificación: tener un plan está bien, pero, a veces, hay que saber cambiarlo.

Todos los planes de entrenamientos necesitan ajustes

Cualquier plan de entrenamiento necesita ajustes por una sencilla razón: la vida cambia constantemente los planes que tiene para ti, y no te queda otra que adaptarte.

La adaptación implica cambio y ese cambio llega también a tu plan de entrenamiento. A veces, la vida no nos da opción. Tenemos que aparcar o -ajustar- nuestro entrenamiento porque nos surgen imprevistos por el camino: ya sea un cambio laboral, una obligación familiar o simplemente nuestro cuerpo pidiendo auxilio después de no haber recuperado bien de una sesión dura o tras una mala noche de sueño.

A muchos ciclistas les cuesta entenderlo, pero si queremos conseguir resultados óptimos, el plan de entrenamiento debe ser flexible al cambio.

El entrenamiento en ciclismo no sólo requiere adaptarse a los vaivenes de nuestro día a día, también deben ajustarse continuamente para optimizar al máximo la mejora del rendimiento.

¿Qué quiere decir esto? Cuando estructuramos un plan de entrenamiento lo hacemos con el fin de producir un determinado estrés fisiológico a nuestro cuerpo. Ese estrés tiene la capacidad de desafiar las condiciones actuales de nuestro organismo y cuando el cuerpo lo detecta, produce adaptaciones y mejorar para hacerse más fuerte.

Hasta aquí todo parece simple, pero empiezan los matices. Por un lado, se necesita una cantidad y tipo de estrés determinado para que este proceso pueda ser sostenido en el tiempo. Por otro lado, la condición física no es estática, sufre variaciones.

Es por ello que ese estrés (carga de entrenamiento) debe ajustarse una y otra vez en función de cuál es nuestra condición física.

¿Cuándo es necesario reajustar el plan de entrenamiento?

Cualquier plan de entrenamiento está basado en un principio clave: la progresión. Sometemos al cuerpo a una determinada cantidad de estrés, este se adapta y mejora, y entonces necesita una mayor cantidad de estrés para volver a producir nuevas adaptaciones y mejoras.

Es simple: cuanto más entrenamos, más mejora nuestra forma física y más estrés requiere nuestro cuerpo para subir otro escalón.

Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, los planes no siempre salen como queremos. Puedes tener un día de malas sensaciones y que eso implique no poder finalizar el entrenamiento programado. O simplemente no puedes ejecutar la sesión por otras obligaciones que te lo impiden.

Esto implica un freno a la progresión. No has cumplido con uno de los pasos y es por ello que no deberías pasar automáticamente al siguiente: puedes encontrar que las cosas sean más difíciles de lo que creías y ese perjudicaría aún más dicha progresión.

Este es un problema más habitual de lo que crees, existe en todos los deportistas, a todos los niveles y no debe preocuparte. Sólo necesitas unos pequeños ajustes para continuar por el buen camino.

Ajuste para tus fortalezas y debilidades

Cada ciclista es un mundo, tiene sus propias debilidades y fortalezas. Incluso entre dos ciclistas con un umbral de potencia funcional similar podemos observar diferencias. Quizá uno de ellos se mueve muy bien en esfuerzos largos y sostenidos, pero tiene problemas en su zona de VO2Max, mientras el otro es justo lo contrario, un gran ciclista en esfuerzos cortos, pero incapaz de mantener un buen ritmo en periodos prolongados.

Es por ello que debes ajustar tu plan teniendo en cuenta estos aspectos cuando sea necesario. Por ejemplo, si te has inscrito a una Gran Fondo, necesitarás trabajar muy bien los esfuerzos largos y sostenidos, pero si ves que son tu debilidad, comienza con cargas pequeñas y haz pequeñas progresiones.

Ajuste para una mala sesión de entrenamiento

Un exceso de estrés familiar o laboral, una mala noche de sueño o una mala alimentación. Hay muchos factores que pueden hipotecar nuestro entrenamiento y hacer que nos encontremos mal en una sesión determinada.

Sin embargo, tener un mal día de entrenamiento no debería afectar a tu estado de forma global. Siempre y cuando hagas las cosas bien. Eso implica valorar la situación y decidir dónde retomar las cosas.

A priori, si se trata de un entrenamiento no demasiado exigente, no deberías preocuparte. Continúa con tu plan sin miedo.

Sin embargo, si se trata de un entrenamiento clave y exigente, retoma las cosas donde las dejaste, dado que aplicar un determinado estrés para el que todavía no estás preparado puede poner en jaque tu recuperación y tu progresión.

Ajuste tras una pausa de entrenamiento

En BKOOL ya hemos explicado como debes reajustar tu plan de entrenamiento después de una pausa más larga. Si te ha surgido algún imprevisto que te ha apartado de los entrenamientos durante varios días, deberás hacer cambios.

Todo depende de la cantidad de tiempo que hayas estado ausente: dos o tres días, una semana entera, más de una semana.

Desde BKOOL seguiremos trabajando para que la simulación sea cada vez más real. ¡Pruébalo GRATIS durante 30 días!

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