Si eres nuevo en este deporte y te sientes abrumado por los datos y métricas del ciclismo, no te preocupes, vamos a ayudarte a entender todo un poco mejor.
Esto no solo aliviará un poco tu mente, sino que es fundamental para sacarle el máximo partido a tus entrenamientos. De hecho, son pocos los ciclistas que vemos hoy en día sin un ciclocomputador o un reloj. Estos dispositivos nos ofrecen datos bastante familiares para todos, como la distancia o la velocidad. Pero también otras métricas que llegan desde sensores externos, como un medidor de potencia o un monitor de frecuencia cardíaca.
¡Hagamos un breve repaso a las métricas de ciclismo más importantes!
Potencia
Sin duda alguna, la potencia es la métrica de ciclismo más ajena para cualquier aficionado nuevo. Sin embargo, se trata de una de las piezas claves para mejorar el rendimiento.
Por explicarlo de manera fácil: la potencia es la cantidad de energía que estamos aplicando por unidad de tiempo. En el ciclismo se mide en vatios (w) y se extrae de multiplicar la fuerza de torsión sobre los pedales por la cadencia. Debido a esta naturaleza matemática es la vía más precisa y fiable para medir nuestro rendimiento.
Hay una serie de métricas de ciclismo relacionadas directamente con la potencia que también debemos conocer:
- Potencia media: como su propio nombre indica, es el promedio de potencia dado en vatios (w) que hemos sido capaces de aplicar durante un tiempo determinado.
- Potencia normalizada: similar a la potencia, sólo que en este caso no se tienen en cuenta los puntos muertos en los que dejamos de aplicar fuerza en el pedaleo.
- Potencia relativa: potencia de un ciclista relativa a su peso. Se mide en w/kg y se calcula dividiendo el la potencia entre su peso corporal. Por ejemplo: un ciclista de 70 kilos que haya soportado 326 vatios durante 20 minutos, ha soportado una carga de 4.66 w/kg.
Frecuencia cardíaca
Aunque la potencia es la forma más efectiva de medir nuestros esfuerzos, la frecuencia cardíaca (FC) es otra métrica de ciclismo que debemos tener en cuenta. Combinar la lectura de ambas nos dará mucha información sobre nuestro rendimiento.
Mientas la potencia es la clave para comprender lo que estamos haciendo, la frecuencia cardíaca nos muestra cómo reacciona nuestro cuerpo a esa carga de trabajo.
El ritmo cardíaco básicamente expresa la cantidad de latidos por minutos que da nuestro corazón y, cuánto mayor sea este número, más exigente estará siendo el esfuerzo para nosotros. Por eso es una gran opción para los deportistas más novatos que todavía no han podido invertir en un sensor de potencia.
Sin embargo, debemos de tener en cuenta que la frecuencia cardíaca no es un dato tan objetivo como la potencia. No todos los deportistas nos movemos en el mismo rango de pulsaciones y, además, estás se pueden ver modificadas por la temperatura o nuestro nivel de cansancio.
Cadencia
La cadencia o frecuencia de pedaleo habla de la cantidad de pedaladas (giro total alrededor del pedal) que damos en una cantidad de tiempo determinada. Se mide en revoluciones por minuto (rpm) y es otro de los aspectos importantes del rendimiento.
No existe la mejor frecuencia de pedaleo y por eso es importante que cada deportista explore sus capacidades y la frecuencia a en la que mejor rinde. Además, existen ejercicios concretos que nos ayudan a sacarle el mayor partido a esta métrica del ciclismo.
Zonas de entrenamiento
Conocer métricas como la potencia o la frecuencia cardíaca tiene un fin concreto: entrenar en diferentes niveles de esfuerzo para desarrollar diferentes tipos de condición física.
Ahí es donde entran en juego las zonas de entrenamiento. Estas dividen nuestro esfuerzo en diferentes niveles (entre 5 y 7 según el entrenador) que van desde la recuperación hasta el esfuerzo máximo.
Las cinco zonas de entrenamiento clásicas son:
- Zona 1 o Recovery: los entrenamientos en esta zona pueden (incluso deben) resultar hasta aburridos. Se trata de sesiones que ayudan a nuestro cuerpo a recuperar.
- Zona 2 o Resistencia: esta zona está relacionada con el esfuerzo aeróbico. Empiezan a notarse como entrenamiento, pero no llegan a ser exigentes. Las sesiones en la zona 2 aumentan el crecimiento mitocondrial, desarrollan capilares sanguíneos y mejoran nuestra capacidad para quemar grasa.
- Zona 3 o Tempo: los esfuerzos en la zona 3 empiezan a sacarnos de nuestra zona de confort, pero se trata de un esfuerzo que podemos mantener a largo plazo. Los entrenamientos tempo mejoran la capacidad de nuestro cuerpo para eliminar y reciclar el ácido láctico y, por tanto, aumentar el conocido como umbral de lactato, relacionado con el umbral de potencia funcional o FTP.
- Zona 4 o Umbral: es justo ese punto en el que comenzamos a trabajar en deficiencia de oxígeno, es decir, anaeróbicamente.
- Zona 5 o VO2Max: entrenamiento para mejorar nuestro consumo máximo de oxigeno. Son muy duros y muy cortos.
¿Están todos estos datos en BKOOL?
Sí, a la hora de entrenar en nuestra plataforma, podrás ver todos estos datos de un vistazo rápido, en la parte inferior de la pantalla.
Calorías quemadas, cadencia, pulso y potencia, en este orden y de izquierda a derecha, será la información con la que te encuentres. Además, dada nuestra conexión ANT+ o por bluetooth, podrás conectar tus dispositivos para que la información que recibas al instante sea lo más fiable posible.
Ahora que ya conoces las métricas claves del ciclismo, puedes empezar a trabajar tu rendimiento en nuestra BKOOL.